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El Jefe del Gobierno alemán depositó una corona de flores en honorde las 16 víctimas y se inscribió en el libro de condolencias

Tenía videojuegos violentos en su casa

Por GRUPO REFORMA / DPA http://www.reforma.com

Berlín, Alemania (27 abril 2002).-La ciudad alemana de Erfurt recordó hoy a los 17 muertos de la matanza de ayer en el colegio secundario Johann Gutenberg, con una misa ecuménica en la catedral de la ciudad a la que asistió también el canciller alemán, Gerhard Schroeder, y otras altas autoridades del país.

Antes de concurrir a la catedral, Schroeder visitó el colegio donde se produjo la masacre, depositó una corona en recordación a las víctimas y se inscribió en el libro de condolencias, al tiempo que expresaba oficialmente su pésame a la ciudad de Erfurt.

En su prédica, el obispo Joachim Wanke manifestó su consternación y desesperación por la masacre y se solidarizó con las víctimas y sus familiares.

Ya durante todo el día, miles de personas concurrieron a los templos de Erfurt y al colegio donde ocurrió la matanza, encendiendo velas y depositando flores en recordación a las víctimas.

Al mismo tiempo, el obispado de Erfurt difundió hoy una nota del Papa Juan Pablo II en la que el Sumo Pontífice expresa su pesar por el hecho y sus condolencias a la ciudad y los familiares de las víctimas.

Por otra parte, se informó que el colegio Johann Gutenberg, donde el ex alumno Robert Steinhaeuser de 19 años mató ayer a 16 personas antes de suicidarse, ya no será reabierto este año lectivo.

Los estudiantes serán repartidos en otros colegios de la ciudad de manera a proseguir sus estudios o culminarlos con los exámenes para el bachillerato.

Visiblemente marcado por la tragedia, el canciller Schroeder en compañía de su esposa Doris y con un ramo de flores blancas y amarillas en la mano, se abrió paso entre una multidud silenciosa, que seguía sin comprender lo ocurrido 24 horas antes.

El arreglo floral del canciller llevaba una sencilla cinta con la inscripción "con profundo pesar".

Durante un minuto, Schroeder, su esposa y cientos de ciudadanos de Erfurt demostraron en actitud de reverencia su solidaridad con las víctimas en el lugar donde ocurrió el horrible crimen.

Minutos después, el jefe de gobierno alemán concurrió al ayuntamiento de Erfurt, donde se sumó a los miles que desde ayer están expresando su pesar en el libro de condolencias de la ciudad.

"Es bueno que haya venido Schroeder. Su presencia será un gran consuelo para los familires de las víctimas", dijo una anciana comentando la sorpresiva presencia del canciller en la ciudad.

Luego de la visita al ayuntamiento, Schroeder y sus acompañantes se dirigieron a la catedral para asistir al oficio ecuménico, junto con otras 4.000 personas que ya antes habían depositado un mar de flores en las 70 gradas que conducen al portal del templo y encendieron miles de velas.

Durante el oficio religioso, la gente consternada seguía sin comprender lo ocurrido. Muchos, hasta ese momento desconocidos, se daban espontáneamente la mano o se confundían en prolongados abrazos.

Las palabras del obispo católico Wanke plasmaron el dolor de los ciudadanos de Erfurt y la desesperación de por qué un joven de 19 años truncó tantas vidas.

A su vez el superintendente evangélico Christian Furhmann habló de un hecho insólito que no se puede describir con palabras.

Esta mañana se comunicó que en el ataque armado perpetrado ayer en una escuela en Alemania por un ex-alumno de 19 años expulsado dos meses antes, murieron 17 y no 18 personas, según nuevas cifras dadas a conocer este sábado por la policía.

Según dijo hoy un portavoz policial, en el asalto a la escuela Johann Gutenberg de la ciudad de Erfurt, además del asaltante, que se suicidó, murieron un policía, dos alumnos y 13 profesores. La información previa hablaba de la muerte de 14 empleados de la escuela, incluídos 13 profesores.

Sobre los dos alumnos muertos, se aclaró asimismo que se trataba de una chica de 14 años y de un chico de 15. En un principio se había hablado de dos muchachos.

Tras intensivas pesquisas en el lugar de los hechos e interrogatorios de las familias, la policía alemana seguía hoy sin pistas sobre los motivos del asaltante, pero descartó finalmente la posibilidad de que haya actuado con ayuda de una segunda persona.

Según una emisora local en el estado federado alemán de Turingia, el victimario identificado al principio como Robert S. habría sido expulsado de la escuela a comienzos de año por haber falsificado certificados médicos.

De acuerdo a testimonios de otros escolares y conocidos del victimario, se trataba de un muchacho más bien tranquilo, muy amigable y apreciado, pero que al parecer tenía problemas cuando se trataba de cumplir las obligaciones y los reglamentos escolares.

"Siempre quería destacar, ser el centro de la atención y por eso tuvo enfrentamientos con los profesores", dijo sobre él una ex compañera, quien relató que hace un año se aplazó en el examen final de bachillerato, pero se le dio otra oportunidad.

En numerosas ocasiones falsificó certificados médicos para librarse de los exámenes, lo que finalmente terminó con su expulsión.

Robert S. vivía con sus padres en una casa muy cerca del colegio donde ocurrió el baño de sangre. Era miembro de dos clubes de tiro, lo que le facilitó el acceso a las armas y munición. También practicó balonmano, como guardavallas, pero nunca destacó en el club, como tampoco durante las clases de deportes en el colegio.

Una ex compañera de colegio declaró a un diario de Erfurt que recuerda que Robert S. una vez dijo: "Quiero que alguna vez todos me conozcan".

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