¿Son peligrosos los videojuegos?

por Enric "Lem" Alvarez
Tomado de :
http://meristation.com/noticias/1999/abril/15041999-1.htm

Todo el mundo sabe que los Reyes Magos llevaron desde sus lejanos países ricos presentes a un niño que acababa de nacer en un portal de Belén. 2000 años después, me pregunto si entre tales regalos había algún juego.. Es probable que así fuera, pues Melchor, Gaspar y Baltasar fueron niños una vez y a buen seguro recordaban con añoranza su juventud y lo mucho que jugaban, o lo mucho que deseaban hacerlo -ya sabemos de las obligaciones de la realeza y del poco tiempo que tienen para ellos mismos-. Si H.G. Wells, en vez de escribir novelas se hubiera dedicado a inventar realmente la máquina del tiempo -que es lo que debería haber hecho- hoy podríamos retroceder en la historia, y sospecho que a traves del juego, encontraríamos la mejor manera de comunicarnos y comprender a nuestros antepasados y ellos a nosotros; podeis dar por sentado que se entenderían antes 2 chavales a través del juego, que 2 filósofos a través de su conocimiento; No me negareis que tiene su lado cómico... Bueno, se acerca Navidad, y como ocurre cada año por estas fechas, surgirán como las setas en el bosque, artículos y cartas de opinión en la prensa, advirtiendo del terrrrrrible -así, con muchas errrres- peligro que corre la juventud de este país a causa de los videojuegos, sobre todo de los que son violentos. Como predicadores del apocalipsis, estas personas pronostican, entre otras cosas lo siguiente:

1.- El uso continuado de videojuegos anula la personalidad.

2.- El adicto a los videojuegos acaba confundiendo la realidad con la ficción.

3.- El mismo adicto del apartado 2 llega con facilidad a justificar el uso gratuito de la violencia porque sus videojuegos favoritos son violentos.

4.- Ese mismo adicto acaba disfrutando con la mera contemplación de sangre, tripas e higadillos tanto si son virtuales como reales.

5.- Por si todo esto fuera poco, el pobre chaval podría llegar a cometer toda clase de desmanes como tirar a su abuela por las escaleras o incendiar la habitación de su hermano pequeño, obviamente influenciado por su macabra colección de videojuegos -que obvio resulta ¿verdad?-

Así a bote pronto, me vienen a la cabeza dos pensamientos: El primero es que la gente que opina así no sabe de lo que habla y el segundo es que ya empiezo a estar mas que harto de que me traten de estúpido. Vayamos paso a paso:

1.- Nadie puede sostener con seriedad que la conducta de juego anula o interfiere negativamente en la formación de la "personalidad"; Otra cosa es que el abuso del juego pueda provocar secuelas indeseables en el sujeto, pero del mismo modo que el abuso de cualquier cosa (¡!) No está en la presumible naturaleza perversa del propio juego el enganchar al jugador como la heroína engancha al heroinómano. Cuando se habla de "adictos a los videojuegos" hay gente que se confunde porque en nuestro ámbito el término "adicto" tiene un significado propio, libre de las connotaciones patológicas que tiene en otros ámbitos.

2.- No sé vosotros, pero yo no conozco a ningún "adicto" a los videojuegos que confunda la realidad con la ficción, que se crea que el mundo de Quake está en alguna parte además de en su disco duro. Otra cosa es que la juventud de hoy día se esté socializando en un entorno realmente distinto del de sus padres, un entorno que ya no únicamente toma sus referencias del pasado a través de los libros, sinó que está rodeado de historias inacabadas, entornos virtuales que requieren de la participación del sujeto para cobrar todo su sentido. La tecnología informática y sus aplicaciones multimedia están cambiando de forma efectiva a la sociedad occidental, y además a una velocidad de vértigo. Tiene mucho sentido preguntarse si no vamos demasiado deprisa, lo que es perfectamente inútil, aunque lícito, es moralizar gratuitamente –esto es bueno, esto es malo- aparentando que se hace por la salud mental de la población y además pretendiendo que tales juicios pasen por "científicos". En el fondo, el sentido del juicio moral es el distanciamiento y la absolución del que emite el juicio y tiene poco que ver con la actividad científica verdadera.

3.- Hay gente a quienes resulta obvio que el adicto a juegos ultra-violentos tarde o temprano, acaba justificando el uso gratuito de la violencia en el mundo real. La verdad es que dicho así, realmente parece obvio.. Si no fuera por un par de detalles que paso a mencionar: El juego es esencialmente simulación y confrontación o reto; Es un entorno en el que enfrentarse a otros y tratar de derrotarlos, pero es un entorno seguro para todos dado su carácter de simulación, justamente por eso resulta divertido ver como tu vecino salta por los aires en mil pedazos. Si se pregunta a un aficionado de Quake, Duke 3D o cualquier otro juego "gore" si justifican el uso de la violencia en la realidad, lo que responda no va a depender en absoluto de si juega a tales juegos o no, porque el juego es un universo con sus propias reglas, y las personas no son tan estúpidas como para aplicar las reglas del videojuego al mundo real, y si lo son, seguro que ya lo eran antes de jugar.

4.- Justamente por eso, tampoco se sostiene que el jugador de videojuegos violentos disfrute con la contemplación del dolor ajeno, que acabe convirtiéndose en un sádico. Realmente hay personas que juzgan la naturaleza humana con una ligereza que sólo puede tener 2 orígenes: La ignorancia más supina o la demagogia más recalcitrante, o ambas cosas a la vez.

5.- Un poco más arriba, dije que es divertido ver como tu vecino salta por los aires, porque el entorno en que ocurre eso, es un entorno seguro para todos los jugadores, es el entorno del juego.

¿Alguien puede creer de veras que sería igual de divertido hacer eso en la realidad? Más aún, ¿es verosímil que los videojuegos violentos te acaben convirtiendo en un psicópata? ¿Alguien ha estudiado si entre los jugadores de videojuegos violentos hay más asesinos en serie que entre el resto de la gente?

Afortunadamente para todos, existe algo llamado empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de sentir como propio el dolor ajeno, de comprender el sufrimiento de las personas. Yo estoy convencido de que un videojuego no destruye esa capacidad en las personas.

El conocimiento científico no tiene, desde luego, patente de curso sobre la verdad de las cosas, pero en este caso, convendría que en la polémica generada por los videojuegos, introdujéramos elementos de discusión basados en algo más que meros prejuicios o exabruptos miopes, elementos basados en la observación y el análisis del fenómeno. Independientemente de las posibles conclusiones a las que se llegara, la discusión subiría de nivel, y eso siempre es de agradecer. Personalmente estoy hasta las narices de que gente que no sabe absolutamente nada, insisto: absolutamente nada del tema utilice los medios de comunicación para mostrar su ignorancia sin ningún pudor por su parte. En mi opinión, el motivo latente de tanta resistencia es el miedo a lo desconocido, el rechazo a lo distinto.. La pataleta colectiva que cada año rebrota por navidad en contra de los videojuegos es una falsa polémica, pues casi nadie aporta nada sobre lo que valga la pena discutir. Al principio del artículo he dicho que en esta época, las opiniones contra los videojuegos surgen como las setas en el bosque, que nadie se alarme, pues no son setas venenosas, son simplemente indigestas.